La humedad, esa indeseable pesadilla, da la cara de diferentes maneras en nuestro hogar y una de ellas es justamente en la que nos vamos a centrar hoy: la condensación en las ventanas.
Si lo has sufrido este invierno, sin duda no querrás que se repita, y si no, tampoco creo que te apetezca convertirte en una víctima de este problema. Por eso, toma buena nota para equiparte para el próximo invierno.
¿Qué es la condensación de las ventanas y cómo se produce?
Es un fenómeno que casi siempre ocurre en invierno ya que tenemos que hacer frente a la combinación de las bajas temperaturas y al aumento del nivel de agua (la humedad). Así, al producirse el contacto entre las frías temperaturas del exterior con los elementos de la ventana (vidrio y perfil principalmente), si éstos no son los adecuados, tienden a aparecer las condensaciones. Por tanto, uno de los elementos que influye en que tengamos mayor o menor grado de condensación es la calidad de los componentes de la ventana. Desgranamos cada uno de ellos:
Si el vidrio es de doble acristalamiento y bajo emisivo la condensación será mucho menor que si tienes un vidrio simple. Y atención porque si es de doble acristalamiento se pueden diferenciar varios tipos de condensación en función del vidrio: en el interior de la cámara, en el vidrio interior y en el exterior.
Y lo mismo ocurre con el perfil: el material, las hojas de la ventana con sus cámaras de aislamiento, el nivel de impermeabilidad al agua y la ventilación interna del cerramiento son decisivos.
¿Y tiene algún papel en todo esto la persiana? Más que eso, en ocasiones es precisamente el foco del problema, pues a veces hemos invertido en unas ventanas de calidad, pero la persiana no está a su altura. Las persianas pueden ser nuestro aliado para evitar condensaciones o nuestro peor enemigo. Creo que todos estamos de acuerdo en qué lado es mejor tenerlas.
Sin embargo, a veces a pesar de tener una buena ventana también aparecen condensaciones. En este caso la culpa no es de la ventana, sino de nuestras acciones. Y entre ellas la más común es la falta de ventilación.
¿Cuáles son los síntomas de la condensación?
Notarás que en los días fríos se mojan los cristales dando lugar al famoso vaho e incluso caerán gotitas de agua (se dice que las ventanas “lloran”) que pueden llegar a entrar en tu casa.
Otros efectos suelen ser la aparición de moho o la dificultad para mantener la temperatura idónea en el hogar. Además, esta última señal alerta también de que la ventana no está cumpliendo con su función de aislamiento, lo que hará que la temperatura no sea estable, subiendo así considerablemente el gasto en calefacción (en invierno) y de aire acondicionado (en verano).
¿Cómo soluciono la condensación?
Al igual que cuando nos ponemos malos, una vez detectada y diagnosticada la enfermedad, el médico la combate con los medicamentos. Aquí tienes tu dosis de curación para la condensación.
En cuanto puedas, hazte con unas ventanas de calidad. Mejor que no sean metálicas, puedes elegirlas por ejemplo de PVC. Asegúrate de que tienen un buen nivel de aislamiento térmico (lo ideal es que su valor U sea inferior a 2) y mejor si incluyen sistemas de ventilación controlada. Además, es recomendable que las instales con los denominados vidrios bajo emisivos.
Y es imprescindible que ventiles todos los días. Ya sabes, de 5 a 10 minutos cada día (lo ideal es por la mañana) y si puede ser por ventilación cruzada aún mejor, ya que con esto conseguirás reducir la humedad interior.
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fuente www.viviendasaludable.es